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Escribe sobre lo que conoces, edita lo que escribes, y asegúrate que las musas te encuentran trabajando. Recomendaciones cómo éstas suelen impartirse en los talleres de narrativa para escritores nóveles, pero el proceso creativo de crear historias es único y especial para cada uno de nosotros.
La verdad es que hay tantas recomendaciones sobre hábitos de trabajo, fuentes de inspiración, y consejos sobre el tono y la estructura de narrativas como existen escritores. Y como dice la escritora indoamericana Savi Sharma en una de mis citas favoritas: “todos tenemos una historia que contar. Todos somos escritores. Algunas historias están escritas en libros, y otras están confinadas a nuestros corazones.”
En esta entrada, he seleccionado diez consejos de escritores célebres para contar historias que a mí, particularmente, me han servido de guía.
Lee para escribir. Para muchos escritores, no hay mejor escuela para la creación narrativa que la de la lectura asidua desde una temprana edad. William Faulkner, por ejemplo, decía: ¨lee, lee, lee de todo: basura, clásicos, buenos y malos, y fíjate cómo lo hacen. Como un carpintero que trabaja como aprendiz y estudia al maestro. ¡Lee! Lo absorberás. A continuación, escribe. Si es bueno, lo descubrirás. Si no es así, tíralo por la ventana ¨. Stephen King nos da la cita más rotunda: ¨si no tienes tiempo para leer, no tienes ni el tiempo ni las herramientas para escribir. Tan simple como eso¨.
Escribe una página por día. Escritores como Jeffrey Eugenides coinciden en que las mejores historias se escriben al ritmo de una página por día, alrededor de 800 palabras. Sobre todo en el caso de novelas, muchos escritores se angustian por completar aceleradamente 400 páginas, y la calidad de lo que escriben suele deteriorarse con la prisa.
Sé verdadero. Incluso para los escritores que inventan historias de ciencia ficción, el trasfondo de una buena historia siempre es el de contar la verdad; en este sentido, las mejores historias siempre esconden arquetipos universales como pueden ser la sed de venganza, la búsqueda del amor, o el miedo a la soledad. La escritora Zadie Smith lo expresa de esta manera: ¨diga la verdad a través del velo que tenga a mano, pero dígala. Resígnese a una tristeza de por vida que proviene de no estar nunca satisfecho¨. Gabriel García Márquez también nos lo dice así de claro: ¨un escritor puede escribir lo que le de la gana siempre que sea capaz de hacerlo creer¨.
Mantén la simplicidad. Las mejores historias se narran con un lenguaje conciso y directo. Leonardo da Vinci decía que ¨la simplicidad es la última sofisticación¨ y Albert Einstein nos recuerda que “si no se lo puedes explicar a un niño de seis años, no lo puedes comprender tú mismo”. Así, por ejemplo, sigue el consejo de George Orwell de ¨nunca usar una palabra larga cuando una corta dice lo mismo¨. Cuanto más enrevesado sea nuestro vocabulario y más andamiaje requieran nuestras frases, sonaremos más pretenciosos y seremos menos efectivos como contadores de historias¨.
Reinventa la noción del tiempo. Si te has fijado, la mayoría de las historias no tienen muchas referencias al tiempo preciso en el que transcurren. Algunas historias aluden al momento de la acción cuando realmente es crítico para entender la historia, pero incluso en esos casos las alusiones suelen ser al año de la acción, y no a los meses o días precisos en los que ocurre la trama. Mario Vargas Llosa lo explica así: ¨el de las novelas es un tiempo construido a partir del tiempo psicológico, no del cronológico, un tiempo subjetivo al que la artesanía del novelista da apariencia de objetividad, consiguiendo de este modo que su novela tome distancia y se diferencie del mundo real¨.
Ama la historia y los personajes. Para la mayoría de los escritores, el arte de contar historias es un acto de amor. El escritor israelí Etgar Keret resalta la importancia de amar nuestros personajes: ¨para que un personaje sea real, ha de haber al menos una persona en este mundo capaz de amarlo y entenderlo, tanto si le gusta el personaje como si no. Tú eres la madre y el padre de los personajes que creas. Si no los amas, nadie lo hará.¨ Susan Sontag, una de mis escritoras favoritas, nos habla de un amor a dos niveles. Primero, con el mismo oficio de contar historias: ¨ama las palabras, agoniza sobre las frases. Y presta atención al mundo¨. Y en un segundo plano, con la historia misma: ¨un gran escritor de ficción crea, a través de actos de la imaginación, de lenguaje que se siente inevitable, o de forma vívida, un mundo nuevo, un mundo que es único e individual¨.
Avanza con cada frase. Kurt Vonnegut, un prolífico autor que escribió más de 14 novelas y cinco obras de teatro durante 50 años, brinda uno de los más sabios consejos: “cada frase debe hacer una de estas dos cosas: revelarnos a los personajes o avanzar la acción.” Edgar Allan Poe añade una tercera dimensión que es la de generar un estado de ánimo, como preámbulo o contexto a muchas de las acciones de nuestras tramas. No pierdas el tiempo divagando o rellenando tus historias de descripciones interminables cuyo valor es de poca transcendencia a tu relato.
Lee en alto los diálogos. Escribir diálogos en historias es siempre uno de los mayores desafíos para cualquier escritor. ¿Cómo lograr que las conversaciones de nuestros personajes suenen naturales y auténticas? John Steinbeck, el gran autor de la Depresión norteamericana, tiene la más sencilla de las recomendaciones: ¨si estás usando diálogo, leélo en alto según lo estás escribiendo. Solo así sonará realista.“ Elmore Leonard incluso llegó a decir de toda historia: ¨si suena demasiado a escrita, la rescribo¨.
Confía en el lector. Uno de los peores errores que puede cometer un escritor es el de insultar la inteligencia del lector al asumir que es necesario explicarlo todo. Por ejemplo, C.S. Lewis nos recomienda austeridad con los adjetivos: ¨no utilices adjetivos que simplemente nos digan cómo quieres que nos sintamos acerca de lo que estás describiendo. Quiero decir, en lugar de decirnos que algo fue «terrible», descríbelo para que nos aterroricemos. No digas que fue «encantador», haznos decir «encantador» cuando hayamos leído la descripción. Todas esas palabras (terrible, encantador, horrible, maravilloso) son solo como decirles a sus lectores: «por favor, hagan mi trabajo por mí». Esther Freud lo resume así: ¨confía en tu lector. No es necesario explicarlo todo. Si realmente sabes algo y le das vida, ellos también lo sabrán¨.
Engancha con tu final. Una de las mejoras estrategias para crear suspense y tensión narrativa es la de cuidar los finales de los capítulos de una novela, en historias de larga duración, para que el lector sienta intriga, y siga leyendo hasta el final. En historias cortas, la última frase debería estar tan clara como la frase de arranque. Escritores como Charles Dickens, que durante años publicaron historias por entregas como secciones habituales en periódicos, son maestros de esta técnica.
Son innumerables las recomendaciones que podría proponer, pero esta decena de consejos forman, desde mi perspectiva, lo que podría considerarse como los diez mandamientos para todo contador de historias. No olvides que no hay mejor escuela que la práctica, y que, como decía Ernest Hemingway: “no hay nada de especial en escribir. Todo lo que haces es sentarte frente a la máquina de escribir y desangrarte”.

Quieres escribir una historia pero no sabes por dónde empezar ¿Dónde puedes encontrar inspiración para que fluya tu creatividad?
En 2016, los investigadores Takeshi Okada y Kentaro Ishibashi de la Universidad de Nagoya llevaron a cabo un experimento con 30 estudiantes de arte durante el transcurso de tres días. El experimento exploró si la experiencia de copiar un dibujo facilitaba la creatividad artística de los estudiantes.
Los estudiantes que copiaron los dibujos de otros lo hicieron de forma más creativa que aquellos que no habían copiado, pero solo cuando el dibujo original era de un estilo con el que los estudiantes no estaban familiarizados. Cuando copiaban de forma literal, no había espacio para la creatividad. Imitar, sin embargo, les permitió generar nuevas formas de dibujo.
Para los creadores de historias, también existen muchos referentes que pueden detonar la creatividad a la hora de desarrollar narrativas. En concreto, destacaría estas cinco fuentes de inspiración para tus historias:
1. El ancla de la observación. Al igual que los estudiantes japoneses, podemos encontrar inspiración en estímulos externos como la naturaleza, un cuadro, una película, una canción, un libro o, simplemente, viendo a la gente pasar. Un mismo objeto, obra de arte o elemento natural pueden detonar incontables interpretaciones y sensaciones que podemos plasmar en distintos registros y expresiones narrativas. Por ejemplo, la observación de una cigarra puede evocar en nosotros una historia con un arquetipo de evolución y renacimiento (inspirados en la conversión de larva a insecto con alas), o una historia de drama y terror (si nos evoca miedo o pensamos en su poder destructor como plaga).
2. El resultado de la experiencia. Las interacciones y actividades de nuestra rutina diaria brindan numerosas oportunidades para encender la bombilla de la creatividad. A los escritores nóveles, se les suele sugerir que busquen inspiración en lo que conocen para revestir sus historias de autenticidad; una conversación con tus abuelos, un viaje a un destino insospechado, o un suceso en tu ciudad son solo algunas de nuestras vivencias diarias que pueden convertirse en una historia apasionante. Por ejemplo, Ernest Hemingway se inspiró mucho en sus propias experiencias de vida durante la Primera Guerra Mundial para escribir Adiós a las Armas. A Hemingway se le negó alistarse en el ejército debido a su mala visión, por lo que se convirtió en conductor de ambulancia voluntario de la Cruz Roja, al igual que su protagonista, Frederic Henry.
3. La magia de los sentimientos. Los contadores de historias más experimentados pueden crear narrativas inspirados en sentimientos, como la envidia, el amor o la tristeza. En Bodas de Sangre, por ejemplo, Federico García Lorca se inspiró en el duelo entre la vida y la muerte, para escribir una historia en la que los celos conducen a un trágico final y el amor es la única fuerza con poder redentor. La experiencia también informa muchas de las obras de García Lorca, de ahí que sus historias suelan ocurrir en ambientes rurales andaluces, con símbolos y elementos recurrentes como el puñal, el caballo o la luna.
4. El poder de la imaginación. Un consejo común para superar el miedo a una página en blanco es permitir que la imaginación corra, y ponernos a escribir a borbotones, sin estructura, hasta que algunas de esas ideas desordenadas se puedan convertir en historias. Nuestra imaginación no tiene límites, y muchas de las grandes historias se han inspirado en sueños o ensoñaciones con las que a veces nos deleita el inconsciente. Son innumerables los cuentos y las historias de la literatura fruto de la imaginación, desde El Mago de Oz de Lyman Frank Baum a las grandes historias de ficción como Moby Dick de Herman Melville (si bien Melville se inspiró también en Mocha Dick, una ballena real que fue avistada al sur de Chile a fines del siglo XIX).
5. El confort de la estructura. Para los más letrados de nosotros, partir de la base más teórica sobre el arte de la narrativa puede ser una fuente de inspiración a la hora de desarrollar historias. En este blog, por ejemplo, hemos explorado desde la estructura narrativa de una buena historia a los tipos de historia más frecuentes. También hemos revelado los secretos de narrativa de Pixar, o los consejos para crear personajes fascinantes y tensión narrativa. Recuerda que la mayoría de las historias tienen un arco narrativo similar: un personaje principal se enfrenta un día al detonante de la historia, lo cual pone en marcha una serie de acciones hasta alcanzar un clímax y un desenlace.
Sea donde sea que encuentres inspiración, es importante que las musas siempre te encuentren trabajando. Cuantas más historias formules, más fácil será para ti desarrollar la creatividad y con mayor nivel de complejidad. No te bloquees con miedos o con la búsqueda de la perfección; recuerda que los mejores escritores se editan continuamente, y siempre puedes revisitar tus historias para añadir nuevas capas de suspense y emoción.

A veces contamos historias para reírnos y pasar un buen rato. Otras veces nos ayudan a entender la realidad y a explicar grandes conceptos. En las empresas, las hemos usado para ayudarnos a vender productos o a promocionar servicios. Pero no siempre sus usos son tan triviales.
Desde la Antigua Grecia, las historias son parte del discurso público que nos inspira y moviliza para cambiar el mundo. Son las historias con el fin más noble: el de comunicar ideas, posiciones y acciones para alcanzar el bien común.
Las historias que cambian el mundo atraen tanto a nuestra cabeza como a nuestro corazón. Piensa, por ejemplo, en el discurso de un político. Es improbable que te convenza solamente por esgrimir datos o estadísticas. Recurrirá a contarte historias reales o ficticias que despierten tus emociones y que comulguen con tus valores más profundos. Solo así su narrativa tomará significado para ti, y responderás con tu apoyo, voto o acción.
Son historias como, por ejemplo, la de George Floyd, que han propulsado movimientos sociales como Black Lives Matter. La violación de los derechos humanos ha suscitado en el pueblo estadounidense emociones como la indignación y la rabia, que a su vez se han plasmado en protestas masivas en las calles y en un llamado a reformar los cuerpos policiales del país.
Narrativa a tres niveles: personal, universal y accionable ahora
Las historias que cambian el mundo no tienen una estructura especial. La anatomía de una buena historia es siempre la misma: un personaje enfrenta un desafío (incidente) que lo fuerza a tomar un curso de acciones (tensión narrativa) con un desenlace y moraleja final. Sin embargo, según el profesor Marshall Ganz de Harvard University, se mueven en tres planos que las diferencia de otras: son historias que, a su vez, son personales, universales y accionables ahora.
Para ver estos tres planos en acción, estudiaremos una historia narrada por el cocinero peruano Gastón Acurio en 2018 como parte del ciclo de charlas TED. La charla, titulada ¿Puede la cocina en casa cambiar el mundo?, argumenta que una de las herramientas más poderosas para lograr el bienestar nutricional, emocional y ambiental del planeta radica en cocinar en casa. Gastón usa tres historias para defender su tesis, pero nosotros nos detendremos solo en la primera, la cual transcribo aquí:
00:50 Yo soy limeño, hijo de toda la sangre, se nota, de madre, hija de la costa, aristocrática y virreinal y de padre hijo de los Andes, de los Incas, del Cuzco. Y en mi casa, los Andes y la costa históricamente enfrentados, se unieron gracias al amor, como ocurrió en la mayoría de limeños, hijos del más diverso origen: de africanos con amazónicos, de japoneses con andinos, de chinos con italianos.
01:22 Esta historia de amor, por ejemplo: la hija de un próspero bodeguero chino cantonés se enamora jugando en las calles del puerto del Callao en Lima del hijo del famoso pastelero genovés, de Italia. Al comienzo los padres se oponen rotundamente a este amor, y ellos deciden huir para fundar su hogar. Y es ahí donde descubren sus grandes diferencias. ¿Dónde? En la mesa. Ella descubre que amaba profundamente el arroz frito en el wok que le hacía su padre. Y él, él amaba el risotto que su abuela le hacía a fuego lento. Ella quería echarle salsa de soja a todo. Y él quería echarle queso parmesano a todo.
02:06 Al final, se ponen de acuerdo: hacen el arroz en el wok pero a fuego lento. Y le echan un poquito de parmesano y un poquito de salsa de soja. Y dan vida a un nuevo plato: el arroz de mariscos del Perú, que tiene un poquito de los unos y un poquito de los otros, como todos los platos de nuestra cocina, que llevan ese sello mágico de un Perú que durante siglos recibió a millones de personas que soñaron con hacer realidad su vida en nuestro país. Sin embargo, no los recibió en guetos, no los separó, sino que los integró, los unió y, al menos en la cocina, supo construir puentes fecundos de amor y de paz. El mensaje desde el Perú es claro: nada malo nos ocurre, solamente pasan cosas buenas cuando abrazamos nuestra diversidad.
¿Cómo usa Acurio los planos personal, universal y accionable?
La historia personal confiere credibilidad y empatía. Una historia personal ilustra los valores que un autor quiere transmitir, para conseguir autoridad moral e incitar un reconocimiento en la audiencia, como si se tratara del reflejo de un espejo. Es un punto de partida para establecer esa conexión emocional con el público, de una forma genuina y directa, que no tiene que ser especialmente profunda o sorprendente, pero significativa al valor que se quiere comunicar. Acurio arranca su historia explicando la composición de su propia identidad, con una mezcla de sangre europea e indígena, de montaña y costa, que resalta el valor intrínseco de su multiculturalidad.
La historia universal comunica esos valores comunes que nos incitan a actuar. Las historias que nos mueven a la acción no responden a valores particulares, sino a los valores compartidos de una comunidad, un pueblo, o un país. Acurio parte de la historia personal (el “yo”) para recordar a su audiencia que esa misma historia de diversidad personal es la de todo el pueblo peruano. A través del amor, los peruanos han catalizado tradiciones y elementos culturales distintos, como la cocina china o italiana, en una nueva experiencia, la cocina peruana. La experiencia compartida se refleja en frases como “todos los platos de nuestra cocina llevan ese sello mágico de un Perú que durante siglos recibió a millones de personas que soñaron con hacer realidad su vida en nuestro país.”
Una «historia de ahora» comunica el desafío urgente de tomar acción. La historia de ahora se centra en el desafío que requiere acción, la esperanza de esa acción, y la elección que estamos pidiendo a otros que hagan. En este último nivel, la historia busca detonar la acción de la audiencia apelando a la urgencia y en base a esos valores compartidos por todos. La llamada a la acción de Acurio reside en abrazar la diversidad de Perú a través de las características únicas de su cocina. Es como si Acurio invitara a los peruanos a celebrar su identidad a través de la cocina, un elemento que ha tendido puentes entre culturas y ha emergido orgullosa con identidad propia.
¿Puedes identificar estos tres planos en otras historias que cambian el mundo? Ganz nos recuerda que existen emociones que desinhiben la acción, como la inercia, el miedo, la duda, el aislamiento y la apatía. Las historias que cambian el mundo son las que consiguen neutralizar estas emociones, y nos llenan de tanta esperanza, solidaridad, rabia o urgencia que no nos permiten permanecer impasibles. Del yo, al todos, al ahora.

En este blog hemos explorado la anatomía de una historia, los tipos de historias que emocionan, el arte de construir diálogos, o la magia de perfilar personajes con los que podamos identificarnos. Pero, en esencia, ¿qué hace que una historia nos capture y tenga impacto? Descubramos las cinco C´s del lenguaje en una historia efectiva.
Como en cualquier comunicación, una buena historia sienta sus pilares en el lenguaje. Para ilustrar la importancia del uso efectivo del lenguaje en storytelling, leamos el arranque de esta historia que contó el escritor Jonah Lehrer para la serie de charlas The Moth. La historia se llama ¨Afección¨.
Era tarde. Estaba parado afuera de mi casa. Acababa de llegar desde el aeropuerto. Siempre conducía desde el aeropuerto. Y recuerdo mirar la puerta principal, sabiendo que una vez que la abriera, mi vida nunca volvería a ser la misma.
Esa mañana había estado en St. Louis dando una charla a 1,000 personas en el Centro de Convenciones. Justo antes de subir al escenario, recibí una llamada. Otro escritor había descubierto que fabriqué varias citas de Bob Dylan en uno de mis libros. Había sido fanático de Dylan de toda la vida y estaba familiarizado con las versiones aproximadas de lo que había dicho. Entonces, escribí esas aproximaciones para que parecieran mejor, como si realmente hubiera hecho mi tarea, y luego olvidé que estaban allí. Estas fabricaciones no fueron los únicos errores en mi trabajo; fueron simplemente los peores.
Recibí esa llamada entre bastidores y supe de inmediato que mi carrera había terminado. La gente habla de la vergüenza pública, de todas las personas malas en Internet, y es verdad. Hay personas malas en Internet, pero para mí, y solo puedo hablar de mi propia experiencia aquí, la vergüenza privada es mucho peor. Puedo apagar mi teléfono. No puedo apagar esos pensamientos sobre cómo lastimaría a las personas más cercanas, a las que más respeto. Esos son los pensamientos con los que voy a luchar por el resto de mi vida. Sobre todo, pienso en mi esposa.
Abrí la puerta y allí estaba ella, sentada en el sofá, con una coleta y su pijama. Había llamado desde el aeropuerto, diciéndole que llegaría temprano a casa, que tenía malas noticias, pero ahora tenía que darle todos los detalles sórdidos. Recuerdo la forma en que escuchaba y trataba de no llorar. Esa noche le dije que me dejara, que no era digno de ella y que nunca lo sería, que estaría triste por mucho tiempo y que se merecía mucho mejor. Pero ella se quedó, y porque se quedó, tengo una historia que contar.
Esta es una historia de revelación, en la que el descubrimiento del plagio marca un antes y un después en la vida del narrador. Este comienzo nos deja con ganas de saber qué pasó después, y en qué consistió esa transformación, gracias a un uso efectivo del lenguaje que podemos resumir en las siguientes cinco C´s, como técnica para recordarlo.
CLARO. El lenguaje de las historias que mejor conectan con las audiencias es sencillo, de tal forma que pueda ser comprensible para un niño de 10 años. Las frases de Lehrer, por ejemplo, no utilizan tecnicismos ni palabras complicadas; la acción es directa, muy descriptiva, y en cada momento queda claro quién hace qué, sin complejidad. Podríamos fácilmente resumir la historia a la de una persona con miedo y vergüenza de regresar a casa tras descubrirse que ha cometido plagio en uno de sus libros. El argumento y el lenguaje es transparente, a tal punto que a medida que escuchamos la historia nos podemos fácilmente imaginar las situaciones y los sentimientos del narrador.
CONCISO. Las frases cortas, usadas de forma estratégica, nos ayudan a dar claridad y a impulsar la acción en nuestras historias. En frases como “Abrí la puerta y allí estaba ella, sentada en el sofá, con una coleta y su pijama.”, Lehrer nos describe el encuentro con su mujer con los detalles justos para mantener la historia viva y relevante en nuestras mentes. La coleta y el pijama de la esposa denotan comodidad e intimidad como contrapunto a la conversación incómoda que el autor estaba a punto de entablar con ella. Así, las mejores historias son económicas y estratégicas con los detalles, y evitan el uso de la voz pasiva para generar dinamismo y protagonismo en la acción.
COHERENTE. La coherencia, o claridad de expresión, se manifiesta en la capacidad del contador de la historia de conectar ideas y de facilitar la compresión de su narrativa. Así, una historia coherente se caracteriza por frases de distintas longitudes y estructuras, con el uso correcto de la puntuación y con transiciones entre frases y párrafos como “así, por lo tanto, además, sin embargo, al mismo tiempo, etc.” Es importante que cada párrafo, como en el caso de la historia de Lehrer, desarrolle una sola idea o argumento, y que la información más importante se coloque al principio del párrafo. Una historia coherente también mantiene un tono y estilo similar de principio a fin, a no ser que esté en manos de un contador de historias experimentado que pueda cambiar de registro (por ejemplo, contando una historia desde las voces distintas de sus personajes) sin perder a la audiencia.
CONVINCENTE. Una historia convincente nos atrapa desde el primer momento, y nos interesa por seguir escuchando hasta su desenlace. Lehrer crea mucha convicción y tensión narrativa con esa imagen de él parado enfrente de la puerta de su casa, inmovilizado y aterrado de tener que enfrentar a su esposa. La historia nos convence por la humanidad que despliega el autor – lo que en un principio pareciera ser una historia sobre el fracaso profesional se convierte en una historia sobre lo que realmente nos importa, el amor y la afección de los que nos rodean, incluso cuando los fallamos. Para ser convincentes, las buenas historias tienen que sentirse tan auténticas como sorprendentes, y aunque sean de naturaleza fantástica, deben regirse por las reglas del mundo que hemos creado, amparadas por valores universales.
CREATIVO. El uso creativo del lenguaje, a través de simbolismo narrativo como la metáfora o la alegoría, es vital para crear riqueza y textura en nuestras historias. Si bien la historia de Lehrer no contiene mucho simbolismo al tratarse de una historia breve, factual y basada en momentos personales de su vida, podemos deducir que la puerta principal al inicio de la historia simboliza el miedo y a la vergüenza que siente el autor. O cuando dice “Puedo apagar mi teléfono. No puedo apagar esos pensamientos sobre cómo lastimaría a las personas más cercanas”, Lehrer construye una bonita contraposición entre el mundo real y el de los sentimientos.
Si bien es imposible transcribir toda la historia de Lehrer en esta entrada de blog, su relato avanza dando ejemplos de cómo, durante varios años, tuvo que reconquistar el afecto y la confianza de su esposa y de su hijos tras el plagio. Como muchas buenas historias, Lehrer cierra su historia con una emocionante moraleja:
Los mejores días para mí ahora son cuando la felicidad me toma por sorpresa: la alegría que le da a mi hijo ver los tipos de neumáticos en Costco; la fiesta de baile que se interrumpe cuando me doy cuenta de que mi hija sabe demasiadas palabras para Drunk in Love de Beyoncé; ese momento en cada comida donde las cosas se ponen tan desordenadas que dejas de notar el desorden y simplemente disfrutas de ver a un niño untar su pelo de mantequilla. Así es la vida familiar. A veces no puedes creer en quién te has convertido o de qué te estás riendo o dónde más quieres estar. Nuestras afecciones nos dan forma de manera divertida. Estoy agradecido de que me hayan dado forma. Aprendí sobre el amor. Mi familia me enseñó sobre el amor, y ese ha sido mi gran consuelo.

Cada vez son más las empresas que están contando historias para establecer su reputación, vender productos y definir su marca. Sin embargo, no todas las empresas pueden contratar a periodistas o comunicadores especializados en producir y contar esas historias, sobre todo las más pequeñas y medianas.
A medida que más trabajadores se convierten en evangelizadores de sus marcas, perfiles como los de economista o ingeniero enfrentan el reto de contar historias para dar vida a sus presentaciones y avanzar sus objetivos de negocio.
La buena noticia es que todos somos contadores naturales de historias. Desde las primeras pinturas rupestres, la humanidad ha usado la palabra y elementos visuales para comunicarse de manera efectiva. ¿Quién no ha leído nunca un cuento o contado alguna vez un chiste?
En este blog hemos brindado amplio espacio a analizar la estructura de una buena historia, algo que la mayoría de nosotros hacemos de manera automática. Lo que impone más respeto y puede causar ansiedad es producir una historia corporativa que nos ayude a posicionar a nuestra empresa, o a vender nuestros productos y servicios.
Cómo Desarrollar Habilidades de Storyteller
Si alguna vez te encuentras en esa tesitura, sin la ayuda de un profesional de la comunicación, las siguientes pautas pueden ayudarte a identificar, desarrollar y contar historias fascinantes.
Investiga con atención al detalle. Si quieres poner en valor los productos o servicios que ofreces a través de la historia de algún cliente o tendencia en el mercado, es importante que dediques tiempo a buscar esa perla oculta entre los cientos de historias que pueden haber compartido tus usuarios. Para ello, te aconsejo que entrevistes a aquellos clientes que puedan compartir detalles sorprendentes o inusuales que hacen que su historia sea única y llame la atención.
Por ejemplo, si quisieras contar la historia de un agricultor que se ha formado con los cursos de capacitación que tú ofreces, no te limites a contar la previsible historia del campesino que logró mejorar su cosecha gracias a tu capacitación. Descubre la historia excepcional del agricultor que tal vez pudo hacer frente a una plaga o convertirse en un magnate del maíz, para dar a tu producto ese factor de interés adicional.
Crea tensión narrativa a tu historia. Una vez hayas identificado la historia de ese cliente o caso emblemático, te sugiero que reúnas cuantos más detalles en su camino al éxito como te sea posible para desarrollar una buena historia — qué pasó, cuándo, dónde, cómo y en qué orden.
Como referencia, puedes tener el arco narrativo de una historia, de manera que la información que recolectes te permita contar: 1) el contexto de tu historia; 2) el detonante o premisa dramática que puso en marcha la acción; 3) la serie de acontecimientos concatenados que dan tensión narrativa a tu historia; 4) el clímax o punto álgido de tu narrativa; y por último 5) el desenlace, o ese momento en que la tensión se diluye para cerrar el relato con una moraleja o una solución.
Volviendo al ejemplo de nuestro agricultor, una buena historia simplificada podría ser la siguiente:
Carlos es un agricultor que se dedica al cultivo de la papa en la sierra de Perú (CONTEXTO). Un día, Carlos acudió a una feria agrícola donde la hablaron de una nueva técnica de producción para duplicar su productividad y reducir gastos en combatir plagas. Carlos era muy escéptico, pero el capacitador de tu empresa se ofreció a darle una introducción al curso gratis (DETONANTE).
A los seis meses de usar la técnica, Carlos empezó a comprobar que sus gastos en fertilizantes e insecticidas se había reducido a la mitad. Con el dinero que ahorró, amplió su terreno y comenzó a cultivar variedades de papa más codiciadas. Al año y medio, Carlos empezó a vender las nuevas variedades de papa a precios más altos y presentó su producto a un concurso para productores locales (TENSIÓN NARRATIVA).
Carlos no solo ganó ese concurso (CLÍMAX), sino que cinco años más tarde se ha convertido también en capacitador local de tu empresa, con lo que ha logrado beneficiar a cientos de productores (RESOLUCIÓN).
Incorpora recursos audiovisuales. Si has contado la historia de Carlos a algún perspectivo cliente, puede que cierres la venta de tu oferta de capacitación con un pequeño video de Carlos, en el que él cuente una pequeña parte de la historia, o con un video de algunos de los agricultores que ahora se benefician de las capacitaciones de Carlos. Cuanto más elocuentes y presentes sean tus protagonistas, más redonda será la historia que incluyas en tu presentación.
No te olvides de los efectos teatrales. Es tan importante la calidad de tu historia como la manera en que la cuentas. En este blog hemos cubierto muchas ideas prestadas del teatro para añadir tensión narrativa a tus historias, como es la cadencia y proyección de la voz, el humor, e incluso la gestión de pausas o las expresiones faciales y corporales. En caso de que estés comunicando tu historia de forma escrita, usa los párrafos, la negrita y las transiciones para magnificar esos golpes de efecto.
¡Y ponte a practicar! Contar historias tiene mucho menos de ciencia y mucho más de arte y práctica. Hay personas con vocación de storyteller, pero la mayoría de nosotros ganamos efectividad como contadores de historias a través del ensayo y el error. Por eso es momento de arremangarse y de empezar a practicar, para ir mejorando nuestra capacidad de contar historias apasionantes, Practica con tu perro, tu pareja o contigo mismo delante de un espejo, y pronto te sentirás mucho más cómodo como un trovador de nuestro tiempo.

En la ducha, en la playa, o en medio de un atasco. En un momento anodino, cuando menos te lo esperas, surge esa idea fantástica que puede revestir de originalidad tu próxima presentación o urdir la trama de tu primera novela. Nace de manera espontánea y, tras iluminar literalmente cada rincón de tu cerebro, pareciera querer eludirte y escaparse como una mariposa, si no tienes reflejos suficientes de atraparla en la red de un papel o de una conversación. No es hasta que construimos una narrativa a ese pensamiento tan maravilloso como esquivo que nuestra historia llega a materializarse.
La exploración de cómo nacen las buenas historias ocupó muchos de los trabajos de Ursula K. Le Guin, una escritora estadounidense más conocida en el mundo literario por sus novelas de ciencia ficción. Pero Le Guin, quien nos dejó el pasado mes de enero a los 88 años, también escribió numerosos ensayos sobre el arte de contar historias, en los que demostró su vocación académica y visión profundamente humanista.
En el ensayo ¿De dónde salen tus ideas?, publicado en 1989 en la antología Dancing at the Edge of the World: Thoughts on Words, Women, Places, Le Guin destruye el mito de que las historias nacen de ideas que, a su vez, se originan por generación espontánea. Así lo expresa en sus propias palabras:
Diría que, como regla general, aunque un evento externo pueda desencadenarlo, este estado de percepción o fase de inicio de la historia no proviene de ningún lugar fuera de la mente al que se pueda apuntar; surge en la mente, a partir de contenidos psíquicos que han dejado de estar disponibles para la mente consciente, la experiencia interna o externa que, según la encantadora frase de Gary Snyder, ha sido compostada. No creo que un escritor «obtenga» (tenga en la cabeza) una «idea» (algún tipo de objeto mental) «de» alguna parte, y luego lo convierta en palabras y las escriba en papel. Al menos en mi experiencia, no funciona de esa manera. El material tiene que transformarse en uno mismo, tiene que ser compostado, antes de que pueda crecer una historia.
Ese proceso de compostaje, por el que una idea madura hasta transformarse en una historia, requiere de la unión de cinco elementos en el análisis de Le Guin:
1. Los patrones del lenguaje: los sonidos de las palabras.
2. Los patrones de sintaxis y gramática; la forma en que las palabras y las oraciones se conectan entre sí; las formas en que sus conexiones se interconectan para formar las unidades más grandes (párrafos, secciones, capítulos); de ahí el movimiento de la historia, su ritmo, marcha y forma en el tiempo.
3. Los patrones de las imágenes: lo que las palabras nos hacen o nos dejan ver con el ojo de la mente o el sentido imaginativo.
4. Los patrones de las ideas: lo que las palabras y la narración de los hechos nos hacen comprender, o usan nuestra comprensión.
5. Los patrones de los sentimientos: lo que las palabras y la narración, al usar todos los medios anteriores, nos hacen experimentar emocional o espiritualmente, en áreas de nuestro ser que no son directamente accesibles o expresables en palabras.
Como los distintos instrumentos de una orquesta tienen que tocar juntos y en sintonía para producir una bella sinfonía, todos los elementos de una historia (las palabras, la sintaxis, las imágenes, las ideas, y los sentimientos) tienen que funcionar al unísono para componer una buena historia.
El inicio del trabajo, ese escenario misterioso, es tal vez su unión: cuando en la mente del autor un sentimiento comienza a conectarse con una imagen que lo expresará, y esa imagen lleva a una idea, hasta ahora a medio formar, que comienza a encontrar palabras por sí mismo, y las palabras llevan a otras palabras que crean nuevas imágenes, tal vez de personas, personajes de una historia, que están haciendo cosas que expresan los sentimientos subyacentes y las ideas que ahora están resonando entre sí.
No hay mayor torpeza para Le Guin que, aún teniendo ideas brillantes y fuertes sentimientos, el contador de historias no cuente con las imágenes para encarnarlas, ni con el lenguaje necesario para expresarlas. La lectura y la práctica de la escritura son, al final, mucho más valiosas que la más brillante de las ideas.
El novelista y poeta Boris Pasternak dijo que la poesía se hace de «la relación entre los sonidos y los significados de las palabras.» Creo que la prosa se hace de la misma manera, si permite que los «sonidos» incluyan la sintaxis y los grandes movimientos, conexiones y formas de la narrativa. Hay una relación, una reciprocidad, entre las palabras y las imágenes, ideas y emociones evocadas por esas palabras: cuanto más fuerte es esa relación, más fuerte es la historia. Creer que puedes lograr un significado o sentimiento sin patrones coherentes e integrados de los sonidos, los ritmos, las estructuras de las oraciones, y las imágenes, es como creer que puedes ir a caminar sin huesos.

Lo que parecía ser ciencia ficción, ya es realidad. Compañías tecnológicas como Microsoft o Google están creando los primeros chatbots de inteligencia artificial (IA) que nos permiten mantener conversaciones en tiempo real para recabar información y crear nuevos contenidos. Por ejemplo, TikTok acaba de anunciar que está probando una aplicación de IA que nos permitirá crear avatares basados en nuestro físico y personalidad.
El potencial de estas tecnologías es tan grande que empresarios como Elon Musk han alertado sobre el peligro que la IA puede suponer para la humanidad si no existen controles y regulaciones. ¿En cuántas películas hemos visto que las máquinas inteligentes se revelan contra los humanos? Aún así, no podemos escapar el hecho de que la IA ha llegado para quedarse, y que va a transformar todas las facetas de nuestras vidas.
Para los que contamos historias, la IA tiene el potencial de generar impactos positivos en muchos ámbitos, con algunas precauciones. Para realizar esta entrada, por ejemplo, consulté el chatbot ChatGPT que OpenAI lanzó a finales de noviembre de 2022. Si bien aún comete muchos errores, este software gratuito de IA ha acaparado la atención por sus rápidas y detalladas respuestas.
¿Cómo evolucionará el storytelling con la llegada de la IA?
Aquí exploramos algunos posibles efectos a corto y mediano plazo de este tipo de tecnologías en el storytelling:
1.Creación de contenido. Con la IA, se pueden generar automáticamente historias, guiones y diálogos. Esto puede ser útil para ayudar a los escritores a idear nuevas tramas y personajes, así como para acelerar el proceso de producción de contenido.
Sin embargo, hay que tener cautela con el uso de la IA para producir contenidos, ya que puede ser el origen del plagio de textos y de una epidemia de falta de imaginación en nuestras narrativas, ya que podemos acostumbrarnos a que la IA sea la única fuente de creatividad.
Por ahora, no hay máquina que pueda suplantar la creatividad o la calidad de la literatura humana, pero es impresionante la capacidad de estas tecnologías de generar historias coherentes y gramaticalmente correctas. La inteligencia artificial, de hecho, revoluciona el storytelling. Por ejemplo, le pregunté a ChatGPT si podría crear una historia de 250 palabras si yo le proporcionaba la primera frase. La frase que le di fue la siguiente: ¨Marta temblaba de la emoción.¨
Y la historia que ChatGPT creó, en cuestión de segundos, fue la siguiente:
Marta temblaba de la emoción mientras esperaba en el backstage de su primer concierto en solitario. Había soñado con este momento desde que era niña, y ahora que finalmente estaba sucediendo, apenas podía contener sus emociones. Cerró los ojos y respiró profundamente, tratando de mantener la calma.
El sonido del público rugiendo creció en intensidad, y supo que era hora de salir al escenario. Caminó hacia el centro del escenario, sus manos todavía temblando con emoción. Miró a la multitud, que la vitoreaba y aplaudía.
Marta comenzó a cantar, dejándose llevar por la música y las emociones que la habían llevado hasta allí. Su voz era fuerte y segura, y pronto la multitud se unió en coro, cantando con ella.
La energía en el escenario era increíble, y Marta se sintió completamente viva. Cada vez que terminaba una canción, la multitud rugía y aplaudía, animándola a seguir adelante. Durante ese momento, Marta supo que había encontrado su verdadera pasión en la vida y que nunca volvería a dejar de perseguirla.
La historia es simple, sin muchas sorpresas, pero tiene la estructura de una buena historia (p.ej. tensión narrativa, clímax y desenlace) y puede ser inspiradora para un escritor que decida expandir o reimaginar la trama.
2. Personalización. La IA puede ayudar a los creadores de contenido a personalizar las historias para diferentes audiencias. Esto puede incluir ajustar los elementos de la historia como el tono, la estructura, los personajes y el estilo narrativo para adaptarse a los intereses y preferencias de la audiencia. Por ejemplo, le pregunté a ChatGPT que me describiera un pirata español del siglo XVIII, como referencia para crear un personaje de novela. Esta fue la respuesta:
Diego era un pirata español de mediados del siglo XVIII. Con una altura imponente y una barba espesa y oscura, su presencia imponía respeto en cualquier lugar que pisara. Llevaba siempre una pistola en su cinturón y un sable en su cadera, herramientas fundamentales para llevar a cabo su trabajo como pirata.
Diego había nacido en el sur de España, donde había aprendido a navegar desde muy joven. Con el tiempo, se había unido a una tripulación pirata, y había demostrado su valía en innumerables ocasiones. Había navegado por todo el Caribe, saqueando barcos y haciendo temblar a cualquier nave que se interpusiera en su camino.
A pesar de su apariencia ruda y su reputación de hombre peligroso, Diego tenía un corazón noble y un código moral muy arraigado. No robaba a los pobres ni atacaba a los barcos que transportaban comida y medicinas, sino que se enfocaba en los que transportaban riquezas y bienes de valor.
3. Interactividad. Las narrativas interactivas se están volviendo cada vez más populares con el auge de los videojuegos y las narrativas que te permiten tomar decisiones para llegar a distintos desenlaces. A medida que la IA se vuelve más avanzada, el lector podrá elegir la dirección de la historia, los personajes que quiere seguir y el desenlace que quiere ver. Por ejemplo, se pueden crear chatbots que interactúen con los espectadores y les permitan tomar decisiones que afecten el curso de la historia. Esto conducirá a una experiencia más atractiva e interactiva.
4. Experiencias inmersivas. La IA puede permitir experiencias más inmersivas y realistas en la narración de historias. Por ejemplo, la IA puede mejorar la experiencia de la realidad virtual y aumentada al crear personajes y objetos que se comportan de manera más realista y auténtica. La IA también puede ayudar a crear interacciones más naturales entre el usuario y el mundo virtual, lo que puede hacer que la experiencia de la realidad virtual sea más satisfactoria y emocionante.
5. Análisis de datos. La IA también puede utilizarse para analizar datos de audiencia y como ¨editora¨ que brinde ideas para mejorar las historias y adaptarlas a los intereses de distintos lectores.
Por ejemplo, las herramientas de análisis de datos pueden analizar el comportamiento de los lectores en línea, incluyendo las páginas visitadas, el tiempo que pasaron leyendo una historia y las reacciones a través de comentarios o redes sociales. La IA puede utilizar estos datos para identificar patrones y tendencias en la audiencia, lo que puede ayudar a los editores a tomar decisiones informadas sobre qué historias publicar y cómo adaptarlas.
¿Matará la IA a la narrativa tradicional?
En resumen, podemos afirmar que la inteligencia artificial revoluciona el storytelling, desde la creación de contenido hasta la personalización y la interactividad con la audiencia. A medida que la tecnología continúa evolucionando, es probable que veamos aún más cambios y mejoras en la narración de historias. Para cerrar esta entrada, le pregunté al chatbox si, con la llegada de la IA, había muerto la literatura. Su respuesta es esperanzadora:
No, la literatura no morirá con la IA. De hecho, la inteligencia artificial puede ser una herramienta muy útil para ayudar a los escritores en su proceso creativo.Si bien es cierto que la IA puede generar textos, estos suelen ser de una calidad inferior a los textos escritos por un autor humano con habilidades literarias. La IA es capaz de imitar patrones lingüísticos y generar texto coherente, pero carece de la creatividad y la emoción que caracterizan a la literatura verdaderamente impactante y conmovedora.

La semana pasada tuve la oportunidad de asistir a un curso de formación impartido por John D. Trybus, profesor especializado en la narración de historias de Georgetown University. Su abordaje para la creación de narrativas corporativas me pareció innovador, porque en la planificación de esas historias contempla aspectos relacionados con la emoción y el impacto social.
Según Trybus, la capacidad de contar historias es la habilidad que las empresas mencionan como la más codiciada para los próximos cinco años, siendo además una destreza cuya mención ha incrementado un 164% en los anuncios de trabajo. Para Trybus, ¨hasta el 60% de nuestras interacciones diarias incluyen el uso de historias¨, lo que convierte a las historias en ¨la riqueza de nuestras vidas¨.
¿Cuál es tu Prototipo?
Como punto de partida, Trybus sugiere esbozar un concepto o prototipo para el desarrollo de este tipo de narrativas, que conteste la información entre paréntesis:
¨Propongo crear una historia sobre (mención de la iniciativa, proyecto o programa). El objetivo de la historia es (acción que se pretende lograr como, por ejemplo, aumentar ventas o fortalecer el posicionamiento de una marca) entre (especificar la audiencia), a través de ver, leer o escuchar una historia en (canal). La historia será un éxito si (cómo se evaluará su impacto, de forma realista).¨
Una Construcción por Bloques
A partir de este prototipo, Trybus aborda la creación de historias como si se tratara de un rompecabezas por bloques, donde se consideran los siguientes cinco elementos:
Bloque 1: Personaje. Trybus destaca la importancia de escoger un solo protagonista en las historias que se cuentan desde los ámbitos corporativos, a fin de que nuestra audiencia pueda centrar su conexión emocional en un solo sujeto. A la hora de construir este bloque, es importante que tengamos clara la apariencia, personalidad y emociones del personaje, así como los contratiempos, errores o transformaciones que el personaje experimentó con relación al tema. Cuantos más desafíos, dudas y miedos experimente, nuestra audiencia percibirá al personaje como más humano y afín a su propia realidad.
Por ejemplo, recientemente escribí una historia sobre SilverTech, un programa que ayuda a adultos mayores a formarse en tecnología para permanecer relevantes en el mercado de trabajo. Escogí como personaje principal a Adrián Barreto, un ejecutivo argentino de 52 años que, tras estar al filo de la muerte durante la pandemia del COVID, decidió reinventarse y dejar un empleo de más de veinte años donde se sentía relegado. Como audiencia, empatizamos con Adrián por su valentía en un momento crítico de su vida, y por su afán de superar un mercado laboral complicado para una persona de su edad.
Bloque 2: Trayectoria. En este blog hemos hablado mucho sobre estructura, por lo que no me detendré demasiado en describir las técnicas y arquetipos más comunes. Bien sea una historia lineal o no lineal, recordamos que la famosa estructura en 3 actos (Principio, Medio y Final) es infalible para organizar la narrativa.
La historia de Adrián, por ejemplo, es una historia de superación, donde presentamos al personaje y sus desafíos al principio, explicamos cómo se formó en Silvertech y en qué consiste el programa en el medio, y concluimos con cómo le ha cambiado la vida a Adrián a raíz de su paso por SilverTech.
Bloque 3: Autenticidad. En este bloque, el más interesante del abordaje de Trybus, nos propone entrar en detalles a la hora de mapear lo que ocurrirá al principio, en el medio y al final de la historia, no solo en términos de la trama, sino también en téminos de las emociones que queremos suscitar. Cuanto más detalladas sean las escenas de cada fragmento a la hora de esbozar la historia, más interesante será. Pero además, Trybus nos invita a pensar en la emociones que queremos despertar, y a que las identifiquemos para cada fragmento de la historia.
La historia de Adrián, por ejemplo, incita angustia al inicio, esperanza cuando se recupera de la enfermedad y comienza la formación en el medio de la historia, y alegría y satisfacción cuando al final Adrián consigue un nuevo trabajo con sus nuevas destrezas.
Bloque 4: Emociones. Trybus nos recuerda que, en el mundo de la empresa, las historias deben transmitir emociones que impulsen a las personas a actuar. Es necesario preguntarse: ¿Cómo quieres que tu audiencia se sienta al final de la historia? ¿Qué emoción(es) buscarás crear? Pero sobre todo, la emoción debe conducir a la acción. ¿Qué quieres que haga tu audiencia objetivo después de consumir la historia? ¿Cuál es el llamado a la acción?
En el caso de la historia de Adrián, el objetivo es sensibilizar sobre el potencial de la economía plateada y promover el programa SilverTech, para que más adultos mayores lo consideren como una vía de actualizar sus habilidades blandas y técnicas.
Bloque 5: Gancho. Como hemos visto a lo largo de este blog, las historias deben captar la atención de la audiencia en 10 segundos o menos. Así, es crítico planificar qué sucederá en los primeros 5-10 segundos de la historia. Una buena estrategia es crear suspense o usar el humor en el gancho.
En la historia sobre SilverTech, las primeras dos frases crean el suspense necesario para que la audiencia quiera seguir leyendo el resto de la historia:¨Hace dos años, el mundo de Adrián Barreto dio un vuelco total. Cuando enfermó de COVID, este ejecutivo argentino de 52 años pasó dos semanas conectado a un respirador al filo de la muerte.¨
Existen muchas recetas para planificar una historia, pero los bloques de Trybus resaltan la necesidad de pensar en la emoción y el impacto desde el momento de planificar las narrativas corporativas, por lo que espero que esta fórmula de storytelling sea de interés para nuestros lectores.

Si has pensado en lanzarte a la aventura de escribir una novela, es posible que te preguntes ¿cómo puedo mantener el interés de mis lectores a lo largo de 300 páginas?
Como todo proceso creativo, una novela no es una hoja de cálculo, por lo que no existen fórmulas únicas para esbozar esta narrativa.
Algunos escritores abordan la novela como un proceso de descubrimiento: se dejan llevar por la intuición de los temas que desean abordar, y van desarrollando la trama y los personajes a medida que la escritura fluye. En estos casos, el escritor tiene una vaga idea del punto de partida de su historia, pero no tiene un trayecto fijo ni un destino final. Este método de trabajo es arriesgado y suele deparar mejores resultados en escritores experimentados, pero a su vez, es uno de los procesos más gratificantes, ya que el escritor va deshilvanando de forma imprevisible el ovillo de la novela día a día.
Mapea Paso a Paso
Para el escritor aprendiz, sin embargo, recomiendo delinear la novela de antemano. De nuevo, no hay una única fómula para hacerlo, pero yo te recomendaría los siguientes pasos:
1. Identifica el concepto general. Antes de comenzar a pensar en una estructura para tu novela, el primer paso consiste en tener una comprensión clara del principio, medio y final de tu historia, y plasmar ese concepto en un párrafo. El párrafo, de unas cinco o seis frases, debe mencionar a los personajes principales y los mayores hitos de la trama.
2. Define la estructura de tu novela. En este blog hemos explorado algunas de las estructuras narrativas más utilizadas: la estructura lineal, la no lineal y la de punto de vista. Supongamos que decides seguir una estructura lineal que, por regla general, es menos compleja porque no supone saltos en el tiempo y, con una sola voz, relata la historia de manera secuencial. Esta estructura lineal se puede simplificar en los siguientes tres grandes actos: I) el contexto y detonante de la acción; II) el desarrollo de la trama y tensión de la acción; y III) el punto climático de la acción y el desenlace.
3. Distribuye cada acto en capítulos. Elabora un esquema a alto nivel que determine el número de capítulos de tu novela en función de su propósito específico dentro del acto. Por ejemplo, podemos decidir que nuestra novela tenga nueve capítulos, y que dedicaremos dos capítulos al principio de la historia (Acto I), cuatro capítulos al medio de la historia (Acto II), y tres capítulos a la resolución (Acto III).
4. Identifica los puntos de trama importantes. Determina los eventos clave o puntos de trama importantes que deben ocurrir en la novela, y asígnalos a capítulos específicos. Asegúrate de que estén distribuidos para mantener al lector interesado a lo largo de la novela. Por ejemplo, puedes planificar que el detonante de tu novela ocurra en el primer capítulo, que el protagonista tome una gran decisión en el capítulo 5, o que el que el clímax de tu novela ocurra en el capítulo 8.
5. Planifica el principio y el final de cada capítulo. Comienza cada capítulo con un gancho para atraer al lector y termínalo con un punto de tensión (lo que en inglés se llama un cliffhanger) para que quiera seguir leyendo.
6. Equilibra el ritmo, el tono y la tensión. Una de las cosas más difíciles de lograr es asegurarse que el ritmo, el tono y la tensión estén equilibrados a lo largo de los capítulos. Mezcla momentos de acción con momentos más tranquilos para mantener el interés del lector.
7. Desarrolla subtramas y personajes secundarios. Teje subtramas que puedan desarrollarse junto con la trama principal, y asigna capítulos específicos para avanzar en estas subtramas. En muchas novelas de investigación policial, por ejemplo, la narrativa suele guiarnos hacia pistas o subtramas falsas antes de enfilar a los protagonistas hacia el verdadero culpable. Dicho esto, evita introducir personajes o subtramas que no tengan un claro propósito en la evolución de la trama principal.
8. Planifica la evolución de tu personaje principal. Asegúrate de que cada capítulo contribuya al desarrollo de tu protagonista, bien sea porque adquiere conocimiento, supera una prueba o simplemente porque avanza en su camino hacia la resolución final. Recuerda las características que impregnan de interés a tus personajes principales.
9. Mapea las escenas. Por último, planifica las escenas dentro de cada capítulo. Cada escena debe tener un propósito, ya sea para avanzar en la trama, desarrollar personajes o construir la ruta hacia el desenlace.
Un Ejemplo Práctico
Una vez hayas seguido estos pasos, supongamos que quieres escribir una novela con el siguiente concepto:
Emilia es una escritora de éxito que está bloqueada con su nueva novela. La presión de su editor y amigo Lucas y sus traumas de la infancia no ayudan con su miedo a la página en blanco, y Emilia encuentra refugio en las pastillas. Un día, recibe un mensaje por error de una mujer que confiesa haber cometido un asesinato. Emilia lo denuncia al detective Garcés, pero decide investigar por su cuenta la identidad de esa mujer, con la esperanza de encontrar inspiración para su próxima novela. En el transcurso de esa investigación, Emilia descubre que la mujer se llama Ana y es una víctima de trata de personas que ha logrado matar a su opresor y escapar de su confinamiento. Las dos mujeres inician una amistad, a la vez que intentan escapar de Franco, el máximo responsable de la compra y venta de seres humanos en España, con la ayuda de Garcés. Al final, no solo Ana inspira el nuevo libro de Emilia sino que también la escritora logrará enfrentarse a sus propios demonios.