Cinco Técnicas de Simbolismo Narrativo

Por 07/05/2019 Cine & TV, Literatura
¿Quién no recuerda el bello collar que Rose arroja al mar al final de la película Titanic? Es una metáfora de la historia de amor entre Jack y ella, un brillante que queda atrapado en el corazón del mar. En otra gran película, Cadena Perpetua, la filarmónica que comparten dos amigos en prisión es símbolo de esperanza y de sed de libertad. Y en la reciente Roma de Alfonso Cuarón, un desastroso aparcamiento en un estrecho garaje es sinónimo de un matrimonio roto que está a punto de disolverse.
Tanto en el cine como en la literatura, muchas historias usan símbolos con un significado oculto más allá de lo literal. Escondidos detrás de las palabras de una novela, o de los objetos que aparecen en una película, se revelan ideas y sentimientos que revisten a las historias de magia, trascendencia y emoción.

Símbolos para la Imaginación

El simbolismo suele brindar profundidad a los relatos, ya que nos invita a interpretar la realidad. Pero al convertirse en un ejercicio de nuestra imaginación, no siempre es intencionado por parte del autor de la obra. Por ejemplo, nadie sabe con seguridad si las naranjas que aparecen en muchas de las escenas de asesinatos en El Padrino fueron plantadas por Francis Ford Coppola o fueron una mera casualidad.
Cuando es bien utilizado, el simbolismo requiere una destreza especial por parte del autor. El secreto de su éxito radica en ser lo suficientemente sutil como para no insultar la inteligencia del lector o espectador, y lo suficientemente explícito para que seamos capaces de captarlo e interpretarlo. Es por tanto ventajoso categorizarlo para ayudarte a identificarlo y, si eres un autor, para que puedas aplicarlo.

Cinco Técnicas de Simbolismo

1. Metáfora. Las metáforas expresan una idea o sentimiento a través de un concepto o realidad diferentes, con los cuales hay cierta relación de semejanza. Por ejemplo, en la película Ciudadano Kane, el trineo Rosebud es una metáfora de la infancia perdida. Federico García Lorca, en su Romancero Gitano, usa preciosas metáforas como cuando dice que Juan Antonio tiene el “cuerpo lleno de lirios/y una granada en las sienes” para implicar que tienen el cuerpo lleno de heridas y un disparo en la cabeza.
2. Personificación. La personificación es una forma de simbolismo que brinda atributos humanos a objetos. La personificación puede dar forma y sensibilidad humana a cualquier cosa, desde un animal como El Rey León a un concepto abstracto como la tristeza, como en el caso de los personajes de la película de Walt Disney Inside Out (Intensa-Mente en Latinoamérica y Del Revés en España).
3. Alegoría. La alegoría brinda una representación simbólica a una idea abstracta, como la mujer ciega con una balanza que representa a la justicia, o una rosa roja como alegoría del amor. A diferencia de la metáfora, el propósito de la alegoría es crear un doble significado de manera extendida en toda la historia. En su obra San Manuel Bueno y Mártir, por ejemplo, Miguel de Unamuno usó las alegorías de la montaña y el lago para representar a la fe y a la duda respectivamente, que conforman la lucha interna de don Manuel y la trama principal de la obra.
4. Arquetipo. Los arquetipos son la representación simbólica de conceptos compartidos por toda la humanidad y que quedan grabados en el inconsciente colectivo. Así, por ejemplo, el arquetipo del héroe ha representado desde la antigua Grecia al personaje que posee el coraje y la tenacidad necesarios para lograr sus objetivos, como Superman. Por su lado, el arquetipo del anti-héroe responde al perfil del personaje que realizará actos heroicos con métodos o motivos que no lo son, como el personaje que interpreta Bruce Willis en La Jungla de Cristal. Las mejores historias se pueden enmarcar en siete arquetipos, definidos como fórmulas probadas para crear interés en las audiencias.
5. Ironía. La ironía pretende dar a entender algo diferente o contrario a lo que se dice. Esta figura literaria requiere la complicidad del lector, ya que depende de su perspicacia para llegar a la interpretación que el autor pretendía del texto. La ironía se puede usar como recurso cómico o de denuncia pero también como estrategia de burla o crítica (en estos últimos casos, la ironía se convierte en sarcasmo).  Francisco de Quevedo, en La Vida del Buscón, ironizó al hambre de esta forma: “Comieron una comida eterna, sin principio ni fin…”
La próxima vez que leas una novela, te invito a que “leas entre líneas” y busques nuevas interpretaciones detrás de una de estas técnicas de simbolismo. En el cine, el simbolismo es a veces más difícil de captar, ya que suele usar recursos visuales que pueden pasar desapercibidos, por lo que deberás prestar más atención. Si creas historias, el simbolismo añadirá creatividad y sofisticación a tu caja de herramientas narrativas. Y si eres un lector o espectador, la experiencia de descifrar lo simplemente sugerido será siempre tan sorprendente como gratificante.

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