Esto no le ocurrió a Woody Allen en Annie Hall pero seguro que te ha pasado alguna vez a ti: dos personas inician un torpe diálogo hasta que su conversación llega a un abrupto final y el único sonido que se escucha en la escena es el escandaloso cantar de los grillos.
Por muy extrovertido que seas, hay conversaciones incómodas como las de una primera cita, una cena de trabajo o las de un encuentro inesperado en las que, probablemente, tuviste que hacer un esfuerzo sobrehumano para que ese “cri,cri, cri” no te retumbara en los oídos.
Decía el Marqués de Sade que la conversación, al igual que ciertas partes de nuestra anatomía, funciona mejor cuando está lubricada, por lo que te gustará saber que existen técnicas para ayudarte a mantener conversaciones fluidas. En este blog hemos hablado anteriormente de tácticas para persuadir y para ser buen contador de historias que puedes usar como herramientas en tus conversaciones. Pero además, es importante que pienses en una conversación como en un baile, en el que existe un compás, una postura y unos pasos bien coreografiados. Este manual de cinco puntos está diseñado para hacerte brillar como tertuliano:
1. Pregunta, pregunta y pregunta. La forma más fácil de enzarzar a cualquier persona en una charla es teniendo preparada una batería de preguntas sobre distintos temas, para que nunca te sientas acorralado en una conversación que no lleva a ninguna parte. Muestra interés por los gustos, opiniones y experiencias de tu interlocutor, y evita realizar preguntas que se puedan contestar simplemente con un “sí” o con un “no”. Si tu compañero de diálogo prefiere contestar las preguntas sin devolverte el favor de cuestionarte a ti, no seas tímido y ofrece tu propio punto de vista sobre las mismas preguntas de forma voluntaria, de tal forma que la conversación no se convierta en un interrogatorio unidireccional. Con un poco de suerte, tu contertulio se dará cuenta de que no está mostrando interés por ti, y corregirá su descuido.
2. Mantente informado. Además de darnos el placer de hablar por hablar, las conversaciones más interesantes nos aportan nuevos conocimientos, por lo que tu contertulio apreciará que estés informado de las últimas noticias y compartas tu perspectiva sobre una variedad de temas desde la política al entretenimiento. Este tipo de conversaciones no tienen que ser ni muy especializadas ni muy profundas para ser refrescantes e interesantes. Si percibes que tu interlocutor no es una persona informada, puedes delimitar la conversación a temas relacionados con su perfil laboral o personal, siempre que no realices preguntas demasiado indiscretas.
3. Usa la narrativa en tus conversaciones. No hace falta que te aprendas un guión de historietas para salir en la próxima edición de El Club de la Comedia, pero tus conversaciones más distendidas se beneficiarán de que tengas en mente anécdotas, chistes e historias divertidas o inquietantes que puedan conquistar emocionalmente a tu interlocutor. Las historias en las que puedas inyectar algo de tensión antes de plantear un desenlace siempre mantendrán la atención de tu contertulio y animarán la conversación. Te recuerdo que el arte de contar historias también se basa en un arco narrativo que puedes aprender y practicar, como hemos visto en otras entradas de este blog.
4. Proyecta integridad y positivismo. Nadie quiere escuchar a una persona que no para de quejarse, que está llena de sí misma o que simplemente se note a la legua que miente. En el baile de la conversación, tu interlocutor se sentirá más interesado en participar en la medida que seas generoso a la hora de escuchar de forma receptiva, seas honesto y humilde en tus comentarios, y evites las exageraciones, el chismorreo y el mal humor. Si vas a criticar o juzgar, hazlo de forma constructiva, y si vas a contar anécdotas o historias, hazlo de manera genuina, sin exagerar ni colgarte medallas. Cuanto más auténtico seas a la hora de abordar una conversación, más garantías tendrás de que sea de beneficio tanto para ti como para tus tertulianos.
5. Destaca por tu originalidad. No seas predecible ni aburrido hablando solamente del estado del tiempo o del tráfico. Aunque no conozcas muy bien a la persona con la que estés conversando, y si has realizado algunas preguntas clave en los primeros minutos de la charla, podrás intuir algunos temas, gustos o aficiones de su interés, con lo que podrás emprender conversaciones desde una perspectiva menos formulaica. Las conversaciones más memorables y trascendentes son aquellas en las que no solo aprendemos de los demás, sino en las que descubrimos cosas nuevas de nosotros mismos, por lo que cualquier intento de llevar la conversación a territorios raramente explorados nos puede deparar gratas sorpresas. La próxima vez que te juntes con tus amigos, por ejemplo, prueba a preguntarles qué palabras escogerían para definirlos si fueran una marca, o si creen que son más o menos inteligentes que sus padres y sus hijos. Trae a la mesa de conversación preguntas y anécdotas que sorprendan, hagan reflexionar y mantengan la llama de la conversación viva.
Espero que, con el apoyo de estas técnicas, te sientas más preparado para entablar conversaciones, sobre todo aquellas que tienes pendiente por requerir un esfuerzo extra de humildad, empatía y buena argumentación. Al fin y al cabo, las relaciones que mantenemos a lo largo de nuestra vida pueden medirse en conversaciones y, como bien dijo Ralph Waldo Emerson, conversar siempre es dar cuenta de nosotros mismos.
Comentarios